lunes, 18 de diciembre de 2017

Pasolini: el pasado que viene

Daniel Barreto




A principios de los setenta, los tópicos con que se intentaba desacreditar al escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini, no eran muy distintos de los que hoy maneja la industria cultural. El tono sí ha cambiado. En aquellos años se trataba de asfixiar, sin medias tintas, su crítica radical. Ahora se despacha su pensamiento bajo el signo de lo pintoresco. Al fin y al cabo, la antigua izquierda oficial y los actuales vigías de la sociedad de mercado comparten la predicción sobre el futuro de las culturas tradicionales: su desaparición es el precio a pagar por la modernización y el triunfo del “homo consumens”. 

Según el estereotipo, Pasolini sería un reaccionario de izquierdas, nostálgico de un pasado bucólico, mistificador del mundo campesino, último defensor trasnochado del “buen salvaje”. A poco que preste atención, el lector verá disolverse esos prejuicios  en Vulgar lengua (El Salmón, 2017), transcripción del debate que tuvo lugar el 21 de octubre de 1975 en un instituto de la ciudad italiana de Lecce, comarca de Salento. Allí dialogó Pasolini sin trabas con profesores y estudiantes durante las jornadas sobre “Dialecto y escuela” que, desde el Ministerio de Educación, había organizado Antonio Piromalli. 

Para empezar, es un error creer que el cineasta proponga un regreso a la “Arcadia feliz del subproletariado”. Lo que está en juego no es nostalgia narcisista, sino la posibilidad de cambiar el presente. Las culturas rurales o la identidad del lumpen romano habían tenido, hasta hacía poco, un pie fuera de la moral burguesa dominante. Aquellas formas de vida marginadas, a punto de fenecer, desmienten que el consumismo sea el billete de entrada al paraíso, pues lo desenmascaran como una “disminución vital”: “Yo afirmo que la sonrisa de un joven de hace diez años era una risa de felicidad, mientras que hoy en día es un infeliz y un neurótico. Yo lo digo, después que cada cual me acuse de lo que quiera, pero yo lo digo”.

Sin embargo, y para confusión de cierta izquierda reducida a folclore de sí misma, Pasolini no rechaza la cultura burguesa en bloque. Basta tomar en cuenta el pensamiento de Marx y sus raíces en la filosofía alemana para reconocer que en su genealogía hay momentos de afirmación del individuo autónomo. Momentos que deben ser reanimados frente a la apisonadora de la forma mercancía y las amenazas del neofascismo. Por eso, Pasolini plantea una relación dialéctica entre arcaísmo e Ilustración. Y solo desde ahí se entiende su llamada a pensar  “un nuevo modo de ser progresistas, un nuevo modo de ser libres”. 

El regreso a los siempre pasados tiempos mejores pone una trampa en la que vuelve a cazarnos, sin darnos cuenta, la filosofía del progreso. Aunque invierte los términos, la dinámica de la historia es, en ambos casos, inexorable. Si la ideología progresista sitúa el mundo mejor asintóticamente en el horizonte, la idealización romántica lo sueña en el origen. Decisivo aquí es que la historia se torna destino y los individuos, marionetas. Por contra, en Vulgar lengua, la reivindicación de las culturas preindustriales quiere sacudir el orden clausurado donde se aliena la vida. Mira hacia atrás para desarmar el hechizo de un futuro que solo trae más de lo mismo. Por eso aquí el pasado no se inscribe en un movimiento evolutivo, sino en la inspiración de una novedad que interrumpa los tiempos que corren. Lo afirma lúcidamente E. P. Thompson: “Nunca volveremos a la naturaleza humana pre-capitalista, pero una rememoración de sus necesidades, expectativas y códigos alternativos puede renovar nuestra sensibilidad sobre las posibilidades de nuestra naturaleza”.

Pasolini también nos pone en guardia frente a la congelación del pensamiento en fórmulas definitivamente correctas. Así sucede cuando invita a repensar la idea de “emancipación”, pues la hoy extrema penetración cultural y psicológica del capitalismo plantea desafíos ajenos al antiguo movimiento obrero. Si los imperativos del mercado van en sentido contrario al esfuerzo de los maestros que buscan proteger dialectos y  tradiciones o sencillamente inculcar amor a la lectura y el conocimiento, ¿cómo organizar la enseñanza? Pasolini no firma recetas. Se escabulle de la posición de autoridad. Nos pone de bruces frente a las urgencias del presente, pero no sienta cátedra. Tampoco es un folclorista, pues asegura que poco o nada importa administrar meras piezas de museo. A quien ve en él un adalid del erotismo libre, le espeta, como hace su film Salò, la afinidad entre fascismo y desmoralización de la sexualidad. Igualmente no pide sin más destruir la televisión, como se le ha atribuido, sino tomar distancia para concebir un uso no alienante de la pantalla.

El libro, cuidadosamente preparado por Ediciones El Salmón, incluye, además de una completa bibliografía y un ensayo sobre el último Pasolini a cargo de Salvador Cobo, el dossier fotográfico que documenta la visita del escritor aquel día de octubre a la localidad de Calimera, cuya población es de cultura y lengua grecánicas. Su asombrosa capacidad de escucha —de los otros, del pasado y del futuro— queda bellamente plasmada en esas imágenes.


lunes, 29 de mayo de 2017

Jorge Galán, en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria

El escritor salvadoreño Jorge Galán, presentará su novela Noviembre (Tusquets) el sábado 3 de junio a las 17:30 en La Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria (Parque de San Telmo).

Noviembre recuerda e indaga, con la pretensión de justicia propia de la memoria, el asesinato de los jesuitas de la Universidad Católica de El Salvador en 1989.

Daniel Barreto, de CRYSOl, dialogará con Jorge Galán sobre Noviembre.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Formación social y ética en una educación integral con el Papa Francisco

Agustín Ortega Cabrera




Hace poco, se ha celebrado en el Instituto Superior de Teología de las Islas Canaria (ISTIC, Sede Gran Canaria) las XII Jornadas de Teología, que han tratado sobre la realidad de la educación. En estas jornadas, se han presentado claves y perspectivas muy interesantes e importantes para promover una educación humanizadora, crítica, ética y liberadora. Queremos recoger y profundizar estas claves de dichas jornadas con la aportación propia del Papa Francisco, en especial, lo que es su enseñanza (doctrina) social y moral (DSI), su ética y pensamiento social que pude fecundar a esta educación integral. Actualmente, se vienen realizando estudios e investigaciones muy cualificadas sobre el Papa Francisco, sobre su pensamiento y teología con sus raíces e influencias como los realizados por R. Luciani y otros compañeros o amigos del Papa como los argentinos C. Galli o J.C. Scannone, jesuita que fuera formador del Papa.

En estos estudios u otros, se analizan estas raíces del Papa como es la conocida teología del pueblo o de la cultura, una de las corrientes significativas de la teología latinoamericana liberadora, con autores como L. Gera o R. Tello; o también como Santo Tomás de Aquino ha marcado el magisterio del Papa Francisco. En base a estas investigaciones y publicaciones, podemos mostrar las claves sociales y éticas que nos proporciona el Papa Francisco para una pedagogía humanista, solidaria y global. El Papa nos transmite el corazón de la fe, la alegría y buena noticia del Evangelio que nos trae una ética marcada por la caridad, el amor fraterno, la misericordia compasiva y la justicia en la equidad con los pobres de la tierra. Como nos transmite en la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”.

El Papa nos enseña la ecología integral. Con la ética del cuidado y de la justicia en el desarrollo personal (ecología mental), en las relaciones con los otros y con los pobres (ecología social), con el hábitat o naturaleza (ecología ambiental) y con Dios (ecología espiritual). Esta ecología integral supone la bioética global que cuida, defiende y promueve la vida en todas dimensiones y fases, desde el inicio de la vida con la fecundación-concepción hasta el final, en los ámbitos culturales, políticos y económicos. Es la ética de misericordia compasiva que asume en las entrañas del corazón el clamor de los pobres y de la tierra, de la vida dañada, maltratada e injusticia que padecen los pobres y las víctimas. Como son los trabajadores explotados y en paro, los migrantes y refugiados, los campesinos e indígenas, la mujer, el embrión-niño no nacido y los mayores, las víctimas de la esclavitud infantil, de la trata y de la corrupción, etc. Tal como nos muestra en su Carta encíclica “Laudato Si.

Una ética profética y crítica que se opone a todos estos males e injusticias que van en contra de la vida y dignidad de las personas, que impiden el bien común. Tales como las desigualdades e injusticias sociales-globales, ejercida por los ricos sobre los pobres con el neoliberalismo y capitalismo dominante, que genera el desempleo y el trabajo basura, la explotación laboral y la esclavitud infantil, que alimenta la violencia, el negocio de las guerras y su industria de muerte con las armas; que provoca la destrucción ecológica con su productivismo y consumismo depredador del planeta, que genera la trata de personas. Y lacras como la prostitución o las drogas, la violencia contra la mujer, el aborto o  la eutanasia.

Se visibilizan así los principios sociales y éticos en la imprescindible cosmovisión de la realidad, como es la humana o social e histórica, que tiene la prioridad sobre la idea. Una mirada universal (católica) a la realidad global, que es en la que nos encontramos, ya que el todo es mayor que la parte. Y que contempla la realidad diversa y dramática de confrontación o conflicto entre el bien y el mal, la justicia e injusticia, la gracia del amor y el pecado personal con sus estructuras sociales de pecado, el pecado estructural con esta economía que mata. Lo que es vencido por la solidaridad de los pueblos y la equidad con los pobres, para que la unidad supere al conflicto.

Como nos manifiesta el Papa en sus significativos mensajes con los “Encuentros con los Movimientos Populares”, las personas, los pueblos y los pobres son los sujetos de sus procesos de desarrollo, emancipación y liberación integral. Son los protagonistas de las luchas por la paz y la justicia. El tiempo es así superior al espacio con estos procesos liberadores, frente a todo paternalismo asistencialista y espacios de poder-elitismos. Con los proyectos trasformadores de las causas de la desigualdad, inequidad e injusticia, del pecado personal y estructural. En una liberación integral de estos sistemas económicos y políticos perversos e ideologías alienantes, con sus ídolos del poder y del dinero-riqueza (ser rico). Es la crítica y denuncia profética de esta economía que mata y su fetichismo del dinero. Una dictadura de la economía, del mercado e idolatría del capital, de la propiedad y de la competitividad que, como falsos dioses, sacrifican en su altar (el del beneficio-ganancia) a las víctimas de la historia.

Frente a esta globalización del capital, el Papa Francisco con la DSI nos enseña los principios y valores como el promover la mundialización solidaria del trabajo decente con un salario justo, con condiciones laborales dignas; con el destino universal de los bienes, los derechos de una justa distribución de los recursos, que tiene la prioridad sobre la propiedad. Se trata de la ética que orienta a la política que, al servicio del bien común, controla a la economía, regula al mercado y a la empresa al servicio de las necesidades, las capacidades y ecología integral de los pueblos. Se realiza así una auténtica economía de comunión y del bien común, una economía social y cooperativa. En una real democracia económica y ética de la empresa, una verdadera responsabilidad social corporativa, que promueve el comercio justo y la banca ética, un sistema financiero y bancario equitativo; frente a la economía financiera-especulativa que convierte al mundo en un casino global con la mercantilización de la vida. Es un sistema bancario usurero con sus hipotecas, créditos e intereses abusivos e injustos.

La usura que es pecado, que endeuda, arruina y destruye a las personas, a las familias y a los pobres, que hace negocio y especula con las necesidades (sangre) de los más empobrecidos. Frente la civilización del capital y de la riqueza, hay que impulsar la de la pobreza, cuyo símbolo-sacramento real es la iglesia pobre con los pobres. Una vida austera y sobria en la solidaridad, en la pobreza evangélica. Con la comunión de vida, de bienes y luchas por la justicia con los pobres, que pone el ser-solidario sobre el tener. Es la vida en misión y salida, no auto-referencial, en el decrecimiento solidario hacia las periferias, hacia los otros y empobrecidos sobre el poseer; frente al productivismo y consumismo materialista que destruye la vida de las personas, de los pobres y del planeta.

El Papa Francisco nos muestra así el humanismo integral y una antropología sólida, global con los valores y principios básicos del respeto y cuidado de la vida en todas sus formas y dimensiones. La promoción de la dignidad y el protagonismo de las personas, los pueblos y los pobres. Como nos enseña en su Exhortación apostólica post-sinodal “Amoris Laetitia”, es la alegría y belleza de ese amor fecundo que se expresa con la diversidad, complementariedad y entrega mutua en la comunión de un hombre con una mujer que da vida en el matrimonio, familia e hijos. Lo que procura el bien conyugal, familiar y social, el bien común. La familia que es escuela de valores y virtudes, de sociabilidad y solidaridad en el compromiso por el desarrollo integral, la paz y la justicia con los pobres. El Papa también subraya, en sus “Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz”, el diálogo y encuentro entre las diversas culturas, religiones e iglesias para que vayan contribuyendo a una espiritualidad fraterna. Con una cultura de la paz y no violencia, una convivencia solidaria en el compromiso por un mundo mejor, más justo y amable que promueve el desarrollo humano, ecológico e integral en la equidad con los pobres.
Tal como nos enseña asimismo el Papa Francisco en sus documentos por el Jubileo de la Misericordia, “Misericordiae Vultus” y "Misericordia et Misera", en toda esta ética prima la caridad y misericordia. Por la que se acoge al otro con sus límites o fragilidades, que integra la diversidad en la unidad, en la verdad, el amor y el respeto al otro, a su vida y dignidad.  Una ética del diálogo y encuentro con los otros, con la razón, las ciencias y la vida cívica-política que contribuye a la paz social, al bien común. Basada en estos principios y valores primordiales que nos constituyen como humanos, que respeta la naturaleza humana y ecológica. Con esta ética y antropología integral que muestra a la persona en su desarrollo global, realización y felicidad. Como se observa, estas claves expuestas que nos presenta el Papa Francisco, con toda esta formación social y ética sólida, hacen posible una educación integral.

Agustín Ortega Cabrera es Trabajador Social y Doctor en Ciencias Sociales (Departamento de Psicología y Sociología, ULPGC), Experto Universitario en Moral, Doctor en Humanidades y Teología (UM-ITM). Profesor e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y en el Centro Universitario de Estudios del Seminario Diocesano de Ibarra. Investigador en la Universidad Loyola Andalucía.



sábado, 13 de mayo de 2017

David Rodríguez, de CRYSOL, habla sobre la mercantilización del Estado de bienestar

David Rodríguez, trabajador social e investigador del grupo CRYSOL, impartirá la conferencia "Hacia la remercantilizción del Estado del bienestar: Análisis, causas y consecuencias. El caso de Canarias" 

Lugar: c/ Cebrián, 54, Las Palmas de Gran Canaria

Fecha: 16 de mayo del 2017
Hora: 19:00



lunes, 1 de mayo de 2017

Amparo Marroquín habla en CRYSOL sobre la función social de la filosofía en El Salvador


Amparo Marroquín, profesora de la UCA (Universidad Centroamericana) de El Salvador hablará en la próxima sesión del seminario Crítica y Solidaridad del Departamento de Filosofía y CCHH del ISTIC el 11 de mayo del 2017 a las 20:00.


La profesora Marroquín disertará sobre "La Función liberadora de la filosofía en El Salvador".

Presenta y modera: Nivaria Ortega

Entrada y salida libres.




lunes, 3 de abril de 2017

Sesión de CRYSOL: las órdenes religiosas como terapia de shock

El próximo jueves 6 de abril tendrá lugar el siguiente encuentro de estudio del grupo CRYSOL.

El texto de referencia es el libro de Johann Baptist Metz El tiempo de las órdenes, que se ha ido distribuyendo por correo electrónico a los participantes.

Hora: 20:00
Lugar: 3ª planta del ISTIC (Campus de Tafira, Las Palmas de Gran Canaria)

Entrada y salida libres.


"La más breve definición de religión: interrupción.
(...)
Primeras categorías de la interrupción: amor, solidaridad que se "toma tiempo" (M. Theunissen) y recuerdo que no solo evoca lo logrado, sino lo destruido; no solo lo realizado, sino lo perdido, y así se vuelve contra el triunfalismo de lo madurado y permanente: peligroso recuerdo que, así justamente, salva el continuum cristiano"

                                                                                                       J. B. Metz



miércoles, 22 de marzo de 2017

Antidio Cabal: Una filosofía del futuro


 Daniel Barreto

La escritura de Antidio Cabal (1925-2012) busca el punto de extrema intensidad en el que se cruzan poesía y filosofía. Ahí podría darse la apertura del pensamiento más allá de sí mismo, a un mundo que no fuese del todo traducible a la idea. Era ese el plan de Feuerbach cuando abogaba por una “filosofía del futuro”. Por eso, en el ensayo preliminar del libro Parasangas, editado ahora en el mismo volumen que el poemario Atmósfera (Tamaimos, 2016), Antidio Cabal comenta con lucidez a Feuerbach y cita sus “Tesis provisorias para la reforma de la filosofía”: “La cualidad real precede a la cualidad pensada”. Y de ahí también su proximidad tácita a María Zambrano, con quien comparte resistencia espiritual a la dictadura franquista. La razón poética que esbozó la pensadora nómada intentó romper la fijación en el “ser ideal” y atender a la “fluyente, movediza, confusa y dispersa heterogeneidad, que es el encuentro primero de toda vida”.
            La tradición filosófica dominante en Occidente ha sido el idealismo, el proyecto de reducción de la pluralidad del mundo a la unidad de la idea, instalada ilusoriamente fuera del tiempo. Esta reducción no es solo un asunto teórico, está en el fundamento de las prácticas que han hecho posible, en la modernidad, la explotación industrial del planeta. Su requisito filosófico fue concebir la naturaleza como una suma de partes mudas con relaciones mecánicas, una fábrica destinada a producir combustible y, a día de hoy, organismos genéticamente modificados.
            Para combatir el idealismo ayudaría el trato con la palabra poética, anclada en la sensibilidad, atenta a la diversidad del mundo y su proliferación en la fantasía. Pero no se trata de diluir la filosofía en poesía, sino de pensar de otro modo. Para Cabal, alumno de J. David García Bacca y Juan Nuño en Venezuela, la opción por la poesía se hace en interés de la propia razón, significa retornar a Grecia, especialmente a tres de los presocráticos: Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. Ahora bien, convendría cuidarse aquí de semejanzas forzadas. No es una vuelta al estilo de Martin Heidegger y el autoritarismo del origen. Para Antidio Cabal, como cuenta en su antología Campo nublo (1957), el despertar filosófico tiene su culmen en la figura de Sócrates, a quien descubrió en el instituto Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. No la pregunta por el ser, sino la salvaguarda socrática del hombre, el “conócete a ti mismo”, deslengua su escritura. Y no la humanidad en abstracto —nueva versión del idealismo— sino los seres humanos con nombre propio. Es revelador que, en los años cuarenta, Cabal asocie su descubrimiento de Sócrates a la memoria de los asesinatos cometidos en la Sima de Jinámar. Sabía, como muchos otros, que partidarios de Franco habían arrojado allí a sus víctimas. Crímenes que siguen abiertos, tanto en 2017 como entonces. Aunque las “políticas de la memoria” se empeñen, las injusticias no envejecen. Para el joven filósofo, la lealtad socrática a la verdad estaba unida a la exigencia de justicia.
            La razón aprende que ignorar sus propios límites condujo a las mitologías modernas, al totalitarismo. Como si fuese indispensable la vecindad con lo que desborda la razón para no perderla: “La cordura me acosa/con toda su irracionalidad”, leemos en Atmósfera. La afinidad socrática convierte al propio Antidio Cabal en interpelado continuo del poema. El diálogo interior descubre la diferencia que habita la propia intimidad, sustraída a toda clausura intemporal: “no poseo mi yo como sujeto/una cantidad de mí está fuera de alcance”. Antonio Jiménez Paz, a quien muchos debemos desde hace años la lectura de Cabal, ha subrayado la radical expresión del “yo único” en sus poemas. Creo que la motivación era ética: resistir al autoritarismo que convierte al individuo en simple cantidad sacrificable.
            La palabra poética podría afinar el sentido temporal de la filosofía. El tiempo, como se sabe desde Kant, es una de las condiciones de la experiencia. Precisamente, la relatividad humana del tiempo es el ostinato de Parasangas. La objetividad marcial de los relojes coopera con el idealismo, degrada el tiempo humano a espejismo. En cambio, la “parasanga” de Jenofonte era una medida humana abierta a las diferencias de espacios y tiempos sociales. De ahí que el esfuerzo de escritura consista en impugnar el desdoblamiento jerárquico de la vida entre lo sensible y la esencia. La poesía podría inspirar una filosofía que no despreciara a cada ser humano único en nombre de ídolos abstractos, sean el Crecimiento, el Progreso, la Razón de Estado o el Capital.

            Las fuerzas para esa colaboración son exiguas. Hoy la filosofía es desterrada fuera de la sociedad de la mercancía o condenada a muerte, como hicieron con Sócrates. Urge cuidar los lugares donde irá a refugiarse para resistir, más o menos clandestinamente, hasta que despunte un futuro mejor. La poesía de Antidio Cabal es uno de esos refugios.



lunes, 20 de marzo de 2017

La complejidad posmoderna, por Sonia Mauricio

La doctora en estética Sonia Mauricio, participante también en el grupo CRYSOL de nuestro Departamento de Filosofía del ISTIC, impartirá el jueves 23 de marzo la conferencia "La complejidad posmoderna y otras cuestiones" en el Aula Manuel Alemán de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a las 19:30 (aula de Piedra del Rectorado, c/ Juan de Quesada, en Vegueta).

Como indicó la ponente en el último encuentro de CRYSOL, durante le mes de marzo no hemos tenido sesión de estudio del grupo y la ocasión de escuchar a Sonia es inmejorable para vernos y seguir en el diálogo, la reflexión y la crítica compartida.

El próximo encuentro de CRYSOL es el 6 de abril.

sábado, 18 de febrero de 2017

"El urbanismo líquido", conferencia de Eugenio Reyes


El próximo jueves 23 de febrero, Eugenio Reyes Naranjo interviene en el Aula Manuel Alemán de la ULPGC con la ponencia "El urbanismo líquido: Apuntes para una aproximación filosófica a la ley del suelo de Canarias".
 
Hora: 19:30 horas. 

Lugar: Aula de piedra del Rectorado en la c/Juan de Quesada.

Desde su origen clásico en el que la Filosofía nace en las polis griegas , territorio y filosofía han tenido a lo  largo de la historia vínculos fecundos. En esta sesión pretendemos aportar, desde  una mirada crítica,  una  reflexión  filosófica sobre la proposición de ley del suelo de Canarias, que está en trámite parlamentario.
Qué modelo de personas/cuidado propone, qué valores neoliberales la alimentan, qué perspectiva ética oculta hay detrás de la nueva  propuesta de ordenación del suelo serán centrales en el desarrollo de la misma, con alguien muy implicado tanto práctica como teóricamente en el tema y en las iniciativas recientes.

Eugenio Reyes Naranjo es Licenciado en Sociología, Técnico en Gestión Sostenible de Fincas Ecológicas, Técnico Superior en Energías Renovables y Técnico Ambiental en Socio-botánica. Con más de 30 de años de experiencia en la agricultura ecológica y lleva  25 años trabajando en el  Jardín Canario, es Premio Canarias de Medio Ambiente, (modalidad colectiva). Director del Banco de Saberes de la Tierra y del Aula de la ULPGC de estudios de Globalización, Paz e Interculturalidad,  publicaciones relevantes como el Vademécum Practicum de Iniciación a la Agricultura Ecológica, publicaciones sobre territorio y decrecimiento próspero, ponente varias leyes sobre medio ambiente de Canarias ( directrices de sostenibilidad de Canarias, Pecan, ley de voluntariado de Canarias entre otras).



sábado, 28 de enero de 2017

"El olvido de sí" próxima sesión de CRYSOL

El jueves 16 de febrero tendrá lugar el próximo encuentro del grupo CRYSOL del Departamento de Filosofía y Ciencias Humanas del ISTIC. El título del encuentro es "Charles de Foucauld y la resistencia solidaria"

Pensaremos juntos en torno a El olvido de sí, novela de Pablo d´Ors sobre la vida y el testimonio de Charles de Foucauld, referente imprescindible para la renovación en el siglo XXI de la experiencia de los padres del desierto.

Hora: 20:00
Lugar: Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC), Campus de Tafira

Entrada y salida libres

viernes, 20 de enero de 2017

El alma como mercancía


 Daniel Barreto

Uno diría que apelar a la “inteligencia emocional” significa reivindicar la empatía frente a una razón fría y abstracta. Curiosamente, al profundizar un poco en su pequeña historia, encontraremos una concepción como mínimo cuestionable de la vida interior. Según muestra la socióloga Eva Illouz en su librito El futuro del alma (Katz, 2014), la inteligencia emocional es indisociable de la “gestión emocional”, expresión que se ha difundido masivamente en las conversaciones cotidianas para hablar de nuestros sentimientos de un modo que hubiese escandalizado al poeta John Keats o a la novelista Jane Austen.

Durante la década de los noventa, la “cultura” empresarial comenzó a considerar las emociones un factor decisivo en la evaluación del rendimiento laboral. La psicología aportó los estándares que servirían para cuantificar los grados de adaptación del trabajador a las exigencias de la empresa. Las emociones eran tenidas en cuenta como recursos que debían ponerse al servicio del proyecto y, por tanto, ser controlados para no obstaculizar la entrega anímica a la productividad.

Un empleado es calificado como inteligente emocional cuando canaliza sus estados de ánimo en función de la maximización de beneficios. La melancolía o la depresión no serán vistas entonces como necesarios procesos de duelo, momentos de búsqueda personal o el anhelo de una vida diferente, sino experiencias improductivas para todo “buen gestor”. Lo mismo diríamos de una compasión sin cálculo que se saltara a la torera la competición de todos contra todos o un encuentro amoroso que arrebatara al individuo un ápice de interés por rendir culto tanto a la aceleración cotidiana como al imperativo asfixiante del ocio industrial.

Aunque la retórica de la inteligencia emocional valora la cooperación, en realidad se trata de la cohesión del grupo que compite a dentelladas contra otros grupos empresariales. Eva Illouz no lo menciona, pero lo cierto es que, a partir de su crítica, cabe desvelar las implícitas afinidades políticas del famoso libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional. Basta leer con atención el capítulo titulado “Los solitarios y los marginados”, donde el autor culpabiliza a los inadaptados sociales de su propia relegación. Ni siquiera tímidamente se le ocurre sugerir que las doctrinas neoliberales consagran la ley del más fuerte. La inteligencia emocional podría acabar funcionando entonces como una ideología de adaptación obsesiva a la sociedad de mercado.

¿Qué implica el hecho de que la evaluación de la gestión “correcta” de las emociones se deje cada vez más en manos de expertos? La pérdida de autonomía y singularidad. La libertad para interpretar los sentimientos fuera de la lógica del triunfo económico podría traer contratiempos y, para quien se atreviese a forjar un carácter propio, el riesgo de la marginación. La disyuntiva es endiablada, tal vez irresoluble. Si uno reprime los sentimientos incompatibles con las exigencias mercantiles, evitará sucumbir y seguirá integrado. Pero esa misma represión le hará perderse a sí mismo y arrastrar su vacío interior como un zombie, un poco al estilo del personaje de Edward Norton al comienzo del film El club de la lucha.
            
        La gestión emocional no se queda en los centros de trabajo o frente a la pantalla de tantos “trabajos inmateriales”, como dice con enternecedor entusiasmo Toni Negri, sino que se traslada al tiempo libre. Entonces, en aquellos ámbitos donde se suponía no iba a regir el fragor de la concurrencia, se introduce el dictado de las emociones estratégicas. Las etiquetas psicológicas colonizan la intimidad hasta el punto de que las propias emociones se vuelven extrañas para quienes las viven. De ahí que se recurra cada vez más a técnicos del alma como el coach del amor.
            
         El grado siguiente de despersonalización se alcanza cuando el experto ya no es un profesional con nombre, apellidos y titulación, sino una máquina. Las páginas de internet dedicadas a la búsqueda de pareja refuerzan la formalización mercantil y por tanto abstracta del amor. La propia Eva Illouz inscribe el análisis de esos portales electrónicos en su disección del “capitalismo emocional”. La página de contactos descompone nuestra individualidad en descriptores fosilizados: “extrovertido, atlético, sano, no fumador, amante de la naturaleza”. Esta captura sin resto en casillas y generalidades nos vuelve intercambiables y, por eso mismo, tiende a cosificarnos.

Internet da otra vuelta de tuerca a la complicidad entre psicología y consumismo. La elección de pareja obedece al cálculo del consumidor que procesa información para escoger, supuestamente, cada vez mejor. En ese sentido escribe Eva Illouz: “Los encuentros en internet se convierten en transacciones económicas, aceptadas como tales por los propios usuarios”. Sin embargo, la cosificación se vuelve parcialmente consciente y por eso prolifera el cinismo. Como se sabe, adoptamos una actitud cínica cuando comprendemos la falsedad o la ilusión de una acción, pero al mismo tiempo no podemos evitar participar en ella.
            
          El amor romántico de la literatura del siglo XIX se caracterizaba, entre otras cosas, porque la lógica de la mercancía quedaba suspendida o al menos enfrentada a alguna forma de resistencia. En la inmersión romántica no hay un desmembramiento del individuo en propiedades vendibles, sino un singular que despierta nuestra fantasía, alimentada por la cultura y la memoria. Es verdad que el enamoramiento conlleva una idealización fantasiosa, pero en relación con alguien que existe y es único.

          Unos mínimos de singularidad y autonomía, la posibilidad de “experiencias no reglamentadas”, como decía Theodor W. Adorno, están en peligro de extinción, si nuestras propias emociones se han traducido a estándares objetivos por los que somos evaluados en el trabajo y seleccionados o descartados sin esperanza en las páginas de contactos. Quizá por eso los millones de retratos de internet recuerdan vagamente a aquel gato de Alicia en el país de las maravillas que exhibía una sonrisa sin rostro antes de esfumarse y no dejar huella.